El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo desde 1993. La idea sobre este día internacional se retrotrae al año 1992 cuando la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo tuvo lugar en Río de Janeiro.
Los días internacionales son ocasiones para educar al público sobre cuestiones de interés, movilizar la voluntad política y los recursos para abordar los problemas mundiales, y también para concientizar sobre logros de la humanidad.
La ONU abraza los objetivos que palpitan con la declaración de días internacionales; los adopta como una poderosa herramienta de promoción. Particularmente, el Día Mundial del Agua está destinado a focalizar nuestra atención sobre la importancia del agua dulce y a crear conciencia sobre las dificultades que tiene prácticamente un tercio de la población mundial para acceder al agua segura.
Esta jornada es muy buena ocasión para conversar sobre las múltiples consideraciones que irradian del tema agua, poniendo énfasis en nuestro entorno inmediato, sin descuidar por ello que formamos parte de una trama universal. Amerita, entre otras cuestiones:
1) que reflexionemos sobre las amenazas que enfrentan los ecosistemas acuáticos ante la presión de una población en crecimiento, actividades económicas demandantes y un preocupante calentamiento global,
2) que descompongamos el valor del agua en sus dimensiones de economía, recreación, cultura, salud, educación, insumo vital e integridad de ambientes naturales, y
3) que iniciemos impulsos socio-ecológicos que propendan a la conservación de los ecosistemas acuáticos y a un manejo que garantice agua segura para todxs.